«Un martes de Agosto, mientras miraba en internet qué podía hacer con los préstamos impagados, encontré que en mi casa tenía la solución.»

Eso fue lo que me dijo Juana un día mientras hablábamos de cómo por primera vez en mucho tiempo, veía una salida a la angustia.

Te cuento la historia desde el principio.

Juana y su marido, son un matrimonio de Bilbao.

Una pareja normal, personas responsables, que nunca imaginaron verse atrapados en una pesadilla de préstamos impagables.

Por circunstancias de la vida tuvieron que ir pidiendo un préstamo tras otro, hasta llegar a tener 5.

No ganaban mal, pero a pesar de eso, las cuotas mensuales se convirtieron en una montaña cada vez más difícil de escalar.

En Abril sucedió lo inevitable.

Por primera vez en sus vidas…

… Juana y su marido no pudieron pagar una cuota.

Era algo pequeño. 149,95 euros, pero representaba algo más grande.

Siempre habían cumplido pero ahora se sentían fracasados, avergonzados.

Al llegar junio, empezó a notar que el coche traqueteaba cuando se paraba en los semáforos.

Era un clak, clak, clak fácil de escuchar.

Lo llevó al taller y algo que no sabía ni que existía le iba a costar la friolera de 940 euros…

¿Y si no lo arreglo?

Pues la avería de la caja de cambios está prácticamente garantizada, piensa en más de 4 cifras- le dijo el mecánico.

El coche lo necesitaba para ir a trabajar todos los días .

Si 940 euros lo complicaba todo, solo el pensar que podía ser mucho más que eso, hacía que le entrasen sudores fríos por la nuca.

Intentaron pedir otro préstamo pero nadie se lo dio, el nivel de endeudamiento ya era muy alto.

El dinero solo lo pudieron juntar volviendo a impagar el mismo préstamo de Abril (del que todavía debían una cuota) y otros dos más.

La bola de nieve iba cuesta abajo y sin freno haciéndose cada vez más grande.

La situación se estaba volviendo insostenible.

Por las noches no podía parar de pensar.

Vueltas y vueltas en la cama.

Era imposible dormir.

Tenía todo el día un runrún constante al enfrentarse a un problema que no sabía cómo solucionar.

Cada mañana se levantaba con un nudo en el estómago tan apretado, que le impedía comer.

Había veces que solo tomaba un pequeño sandwich en todo el día.

El mes de Julio no fue mejor…

Comenzaron las llamadas de los bancos.

Hasta que un domingo que parecía normal, su cuerpo dijo basta.

Empezó con una sensación de ahogo, sentía que no podía respirar , tomaba aire pero sus pulmones no se llenaban, era como si hubiese un hueco en el centro del pecho.

Fueron a urgencias.

Ataque de ansiedad, juana – dijo el médico.

Al salir del hospital no paraba de repetirle a su marido entre lágrimas: «esto no es vida»

Tenían que encontrar una solución, ya.

Las siguientes dos semanas fueron un maratón de visitas a bancos y entidades financieras, pero la respuesta siempre era la misma:

»No podemos ayudaros»

Hasta que un martes, Juana leyó algo.

Encontró un blog que hablaba de una solución que nunca antes había considerado.

Las palabras brillaban en la pantalla como un faro en la noche:

«¿Sabías que existe una opción en España para reunificar todas tus deudas?»

Al principio le sonó raro. Palabras técnicas. Pero a medida que leía, empezó a sentir algo en el estómago.

El artículo explicaba que si tienes una propiedad, valorada en más de 75.000 euros, puedes pedir un préstamo usándola como aval para liquidar todas tus deudas.

Así fue como Juana y su marido nos encontraron.

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Hazme caso.

No es momento de poner parches, sino de solucionar el problema.

Podrían ser otros o podríamos ser nosotros, pero busca a unos buenos profesionales que sepan de refinanciaciones.

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